martes, 23 de junio de 2009

Maltrato infantil



Viviana Taylor





Aunque Argentina no tiene estadísticas confiables sobre la gravedad del fenómeno, podemos afirmar que la modalidad de maltrato que creció más fuertemente es el abuso sexual, un problema que deja secuelas para toda la vida y que, si no se trata adecuadamente y a tiempo, puede llevar al chico abusado a convertirse en abusador.
El Consejo Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia tiene registrado el abuso sexual como el principal problema de los chicos a los que asiste. La misma tendencia se detectó en la Oficina de Asistencia a la Víctima del Delito de la Procuración General de la Nación. Y aunque la explicación clásica de los expertos en violencia familiar indica que no aumentan los casos de maltrato infantil, sino que ahora son más detectables por médicos, maestros y psicólogos, y más denunciados por las familias, lo cierto es que diversos informes del Congreso insinúan que el problema del maltrato y abuso de chicos es mucho mayor que el conocido: se piensa que por cada caso denunciado hay 10 que son tapados. Y aunque en los sectores económicos más bajos hay una mayor cultura de la denuncia, en otros suele haber una tendencia a ocultar el problema.

Este tipo de abuso tiene varias caras: puede haber contacto físico o no, y las víctimas pueden ser mujeres o varones. El abusador puede ser de cualquier clase social, vivir en la ciudad o el campo, tener cualquier profesión, raza, religión, opción social o estado civil. A pesar de que no existe un prototipo del abusador, reúnen algunos rasgos comunes. En su gran mayoría, son personas conocidas del chico, aparentemente normales, que recurren al engaño para conquistar la confianza de las víctimas. Algunos amenazan, y otros dan premios u otorgan privilegios de distintos tipos. El violador establece una relación en la que quiere hacer valer su autoridad y poder. Buscan por lo general a chicos menores de 13 años, edad en la que empiezan a ofrecer resistencia. Sin embargo, aunque en menor número, no son pocos los adolescentes abusados.
En el caso de estos, se pueden manifestar como síntomas: falta de confianza, aislamiento, fugas del hogar, depresión severa, promiscuidad. Y aunque estos síntomas por sí solos no son suficientes para validar el diagnóstico de abuso sexual, es importante que sean tenidos en cuenta para la consideración de tal posibilidad.

Otras formas comunes de abuso son:
Maltrato emocional: conductas de padres o cuidadores tales como insultos, rechazos, amenazas, humillaciones, desprecios, críticas, aislamiento, atemorización. Pueden causar deterioro en el desarrollo emocional, social o intelectual del niño.
Negligencia: cuando las necesidades básicas del chico (alimentación, higiene, seguridad, atención médica, vestido, educación, etc) no son atendidas por ningún adulto. Trasladado a nivel emocional, cuando el chico no recibe afecto, estimulación, apoyo y protección necesarios para cada momento de su evolución.
Síndrome de Munchaussen por poder: los padres someten al niño a continuas exploraciones médicas, suministro de remedios o ingresos hospitalarios a partir de razones mentirosas.
Maltrato institucional: cualquier legislación, procedimiento, actuación y omisión de los poderes públicos que viole los derechos básicos del niño, el adolescente y la infancia.

Cuentos sobre mamás que no soñaron con ser Susanita



Son mamás, de esas que ayudan con la tarea, preparan la leche y llevan a los chicos a la escuela. Pero también son albañiles, cirujanas, electricistas, conductoras de subtes, taxistas y referís. Estas mujeres -que no soñaron con ser amas de casa como Susanita, la amiga de Mafalda- son los personajes centrales de la colección de seis cuentos infantiles "Yo soy igual", para chicos y chicas mayores de 7 años, lanzada por Librería de Mujeres Editoras.

La idea de esta colección, que se presentó en la Feria del Libro, es fortalecer la igualdad de género en el trabajo. María Victoria Pereyra Rozas, directora de esta editorial, cuenta que "estos seis cuentos tienen el propósito de trabajar el concepto de igualdad de género en el trabajo para introducir este concepto en la educación. Y elegimos la literatura como la vía más agradable para lograr este propósito".

"Se trata de cuentos basados en seis casos reales de mujeres que se dedican a oficios que -históricamente- han sido considerados oficios de hombres. Las seis mujeres existen: la conductora del subte de la línea A y la electricista existen, la referí también -en partidos de fútbol de la B-, y hay un grupo de mujeres albañiles que conocemos", señala Pereyra Rozas.

"Pero en los libros pusimos énfasis en el doble rol de la mujer -agrega- porque nos parecía más sincero. Porque todas estas mujeres son mamás al mismo tiempo que desarrollan estas tareas. Cuando lees los cuentos, ves que los hombres aparecen como personajes secundarios, porque no son el personaje central de la historia, pero estos cuentos también van dirigidos a ellos".

"Mi mamá es taxista", "Mi mamá es electricista", "Mi mamá es albañil", "Mi mamá es referí", "Mi mamá es cirujana" y "Mi mamá conduce el subte", son los cuentos de la colección, y los primeros de estas características que se publican en el país. Fueron lanzados con la idea de que la literatura debe "hacer visible" una realidad que ya existe, como la de estas mujeres que eligieron profesiones habitualmente masculinas.

Los autores de estos cuentos son la misma Pereyra Rozas, Carolina Gil Posse y Diego Peluffo.

La semana pasada, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires reconoció a esta colección como la primera en la Argentina concebida con un enfoque no sexista. La defensora adjunta Graciela Muñiz destacó la obra por "su aporte a la igualdad de condiciones entre mujeres y varones".

La editorial se lanzó recientemente desde la más conocida "Librería de mujeres", que ya lleva 14 años en el mercado. Este año tienen previsto publicar libros sobre temas de mujeres, sobre teoría de género y feminista, y el año próximo piensan ampliar sus publicaciones al género literario.

Entre los temas que ya salieron publicados o saldrán este año figuran: las sexualidades migrantes, sobre género y transgénero; salud y sexualidad, un apunte para promotores y promotoras; y mujeres migrantes entre países de América latina. Otro libro abordará el tema de masculinidad y género.

"Lo que nos proponemos con esta colección -concluye Pereyra Rozas- es visibilizar el papel de las mujeres en la sociedad; por otro lado, creemos que al incorporar la diversidad en la literatura permitimos que existan más diversidad de sueños, de expectativas, de deseos. Abrirle el panorama a todas las mujeres y a todos los hombres para que puedan elegir libremente. Es decir, contar desde la literatura que existe un mundo mucho más amplio, mucho más diverso del que a veces nos muestran".